Los discos intervertebrales
- Por Javier Martín Cabezuelo
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- 23 ene, 2018
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Los discos intervertebrales son las estructuras que separan cada una de las vértebras que forman la columna vertebral. Su principal función es la de absorber o amortiguar las fuerzas de compresión de la columna distribuyendo uniformemente las cargas, además de participar en el movimiento vertebral.

En su composición encontramos 3 partes:
- Una región interna o núcleo pulposo: de consistencia gelatinosa es importante para la función de amortiguación.
- Una región externa o anillo fibroso: contiene y protege al núcleo y está formado por capas concéntricas de fibras de colágeno. Importante para proteger al núcleo y para distribuir las tensiones o fuerzas que se producen con el movimiento vertebral.
- Una placa basal o de cartílago que separa al disco de la vértebra.

Tanto el núcleo como el anillo tienen un gran contenido en agua, un elemento primordial para que el disco intervertebral sea una estructura viscoelástica que cumpla correctamente sus funciones mecánicas (absorción, amortiguación, distribución de fuerzas,..).
La cantidad de agua debe ser tal que produzca un estado de hinchamiento del disco que le convierta en una estructura estable ante cualquier carga y al mismo tiempo le permita tener una capacidad de deformación y absorción. Este equilibrio ayuda a mantener una cohesión del núcleo pulposo evitando que se salga del anillo y mantiene al disco sano y en buen estado para adaptarse a los fenómenos de presión y compresión que se producen, por ejemplo, al andar o al mover la columna. Además, las fibras del anillo (dispuestas en distintas direcciones) distribuyen las tensiones causadas por los distintos movimientos de las vértebras produciéndose un desplazamiento del núcleo pulposo que huye de las fuerzas aplicadas sobre él.


Debido a factores como el envejecimiento, sobrecargas, inestabilidad de las vértebras, alteraciones y malos hábitos posturales, enfermedades inflamatorias o traumatismos, el disco comienza a deteriorarse, pierde agua y se vuelve más flácido y deformable perdiendo sus propiedades: al retener menos agua, el disco no tiene poder de absorción y disminuye su presión interna o hinchamiento por lo que el anillo fibroso se vuelve más frágil y tiende a romperse. Al perderse esa cohesión interna que contiene al núcleo pulposo, éste tiende a salirse rompiendo las fibras del anillo y provocando una lesión discal, la cual es más habitual en los últimos niveles lumbares por ser los que más peso soportan.

Cuando esta alteración afecta únicamente al disco hablamos de edema o esguince discal que puede producir (a nivel lumbar) un espasmo muscular, dolor y, en ocasiones, una ciatalgia o falsa ciática (leve irradiación del dolor hacia la zona glútea y/o parte posterior del muslo). Sin embargo, en casos más graves, la lesión puede repercutir en otras estructuras cercanas como los ligamentos o los nervios que salen entre las vértebras. En este último caso, el núcleo pulposo, además de romper las fibras del anillo, comprime e irrita las raíces nerviosas que van hacia las piernas causando una protusión o hernia (en función de la gravedad) y produciendo (también a nivel lumbar) un síndrome radicular de tipo ciática caracterizado por dolor, pérdida de sensibilidad y fuerza en el trayecto del nervio por la pierna.


El Pilates es un método de entrenamiento físico y mental cuyo objetivo es la mejora de la fuerza, flexibilidad, movilidad y postura de todo el cuerpo siguiendo unos principios fundamentales: concentración, control, precisión, fluidez, centralización y respiración.
Considerando a la mente como indivisible del cuerpo, es básico que cada ejercicio de Pilates se realice de forma consciente y controlada, con especial atención al área del cuerpo que se está trabajando en cada momento.
Todos los ejercicios se realizan desde el "core" (músculos abdominales, lumbares, de las caderas, glúteos y suelo pélvico) para fortalecer y proteger la columna trabajando la musculatura profunda o estabilizadora que nos permite mantener una postura correcta y la cual, por la vida sedentaria actual, tiende a estar más debilitada.

El esguince es la lesión de un ligamento, estructura que une un hueso con otro estabilizando la articulación para limitar su movilidad y evitar movimientos forzados o excesivos.
La articulación del tobillo (también llamada tibio-peroneo-astragalina) está formada por 3 huesos: el peroné, la tibia y el astrágalo. Sus principales movimientos son la flexión plantar y la flexión dorsal o extensión. Sin embargo, trabaja en conjunto con otros huesos del pie (calcáneo, huesos del tarso y el metatarso) para realizar movimientos combinados conocidos como inversión y eversión.

La osteopatía es una medicina alternativa, integrativa y holística o global cuyos principios son:
- La unidad
del cuerpo:
el ser humano es un todo y forma una unidad de manera que
cualquier lesión, pérdida de movilidad o disfunción puede influir sobre el
resto del cuerpo y la salud general.
- La
autocuración:
el cuerpo posee sus propios mecanismos de defensa y, mediante
un sistema de equilibrio complejo, tiende a su autorregulación y autocuración
frente a los procesos patológicos.
- La
estructura gobierna la función y viceversa:
el daño en una estructura (por
ejemplo, del músculo cuádriceps) alterará su función (estirar la rodilla). De
igual forma, una perturbación en la función de doblar la rodilla terminará
afectando al músculo. Lo mismo ocurre con cualquier articulación, órgano o
sistema del cuerpo.
- La ley de
la arteria:
el buen funcionamiento de las diferentes partes del cuerpo
depende de un buen aporte de suministros básicos por parte de la circulación
sanguínea y del buen influjo nervioso. Toda estructura corporal es más
vulnerable si su vascularización e inervación están afectadas.
- La vida
es movimiento:
cada célula, y por tanto, cada tejido, órgano y sistema del
cuerpo humano tienen un movimiento y ritmo propio que permiten su
funcionamiento óptimo.
El campo de trabajo de la osteopatía comprende 3 sistemas principales de abordaje y tratamiento:
- Osteopatía
estructural:
dedicada al sistema músculo-esquelético (huesos, músculos,
ligamentos y tejido conectivo) y a las disfunciones o pérdidas de movilidad que
en él se pueden producir.